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La neuroquímica de la música
La noción de la música como medicina se extiende desde hace miles de años atrás, con los rituales de sanación practicados por sociedades ancestrales. En estos tiempos, la música continúa usándose para promover la salud dentro de escenarios clínicos ya que se ha demostrado que cuando escuchamos música se liberan una variedad de químicos necesarios para el bienestar del organismo. En este artículo abordaremos tres de estos químicos y qué función ejercen sobre nosotros.
Los químicos
La dopamina es un neurotransmisor que actúa sobre el sistema nervioso y está mayormente asociado con el sistema de motivación y placer en el ser humano [1]. Sin embargo, a raíz de esto, el organismo se beneficia de muchas maneras. La dopamina ayuda a desinhibir la cantidad de cortisol (hormona de estrés) en nuestro organismo regulando y optimizando nuestra actividad cerebral y fisiológica [2]. Se ha detectado expansión en las arterias durante la secreción de dopamina permitiendo mayor transporte de oxígeno y sangre [3]. Contribuye al aprendizaje, memoria, concentración y otras funciones cognitivas. También se conoce una relación estrecha entre los niveles de dopamina con el sistema inmunológico [4]. Diversas enfermedades como el Parkinson, esquizofrenia y la depresión están relacionadas con la disfunción del sistema dopaminérgico.
La Dr. Valorie Salimpoor llevó a cabo un estudio para analizar el comportamiento del sistema nervioso de 26 participantes. Se detectaron altos niveles de dopamina en participantes mientras escuchaban música a diferencia de los participantes que permanecían en silencio. [5]
Muchos estudios se han efectuado con las mismas conclusiones, sin embargo, aún no hay total comprensión sobre la razón por la cual la música nos produce sensación de placer. Sabemos que la comida y el sexo descargan dopamina por una razón de supervivencia, pero el porque la música entra en esta categoría todavía desconocemos.
Los péptido opioides son endorfinas que también son activadas al escuchar música. [6] Producidas en el sistema nervioso central actúan como moduladores del dolor. Son analgésicos naturales que simulan el efecto de morfina. Varios análisis confirman que pacientes postoperatorios tienen mayor resistencia al dolor cuando escuchan música. Un estudio fue llevado por el doctor Pellino para explorar estrategias no farmacológicas para el manejo del dolor. Se seleccionaron pacientes en recuperación de cirugías reconstructivas en la cadera y se dividieron en dos grupos. Un grupo recibió tratamientos postoperatorios estándares, mientras que el segundo grupo recibió el mismo procedimiento complementándolo con estrategias alternativas (música). Los reportes concluyeron en que el segundo grupo necesitó menos morfina para controlar el dolor que el primero, además de sentirse menos estresados y afligidos. [7]
En otro estudio conducido por Magill demostró que ciertos ritmos musicales ayudaron a pacientes de cáncer a manejar mejor el dolor durante el periodo de recuperación. [8] Ya se conocía que la música ayuda a ser más tolerante durante situaciones de dolencia, sin embargo se creía que esta afirmación era atribuida exclusivamente a la distracción que esta provocaba en el cerebro más no una dosis de analgésicos naturales que se libera en esos momentos de placer.
La melatonina se produce principalmente en la glándula pineal y es mejor conocida por participar en procesos asociados al ciclo del sueño. También se cree influye en el sistema inmunológico. Los déficits de melatonina pueden ir acompañados de insomnio y depresión. Gran incremento de esta hormona se detectó en un estudio liderado por el Dr. Frederick Tims de la Universidad de Michigan sobre el Alzheimer. Se demostró un aumento en los niveles de melatonina en los pacientes dentro de un programa de musicoterapia de cuatro semanas. Inmediatamente después de cada sesión, el grupo marcó un 216% de incremento comparado a las lecturas previa a la terapia. Incremento en melatonina contribuye también a estados de ánimo más relajado en los pacientes y esto fue verificado al observar que los pacientes dormían mejor y eran más cooperativos con las enfermeras.[9] Dormir bien es muy favorable para la salud del organismo, desencadena mayor liberación de hormonas de crecimiento, regenera y oxigena las células, favorece el control de enfermedades, entre otras.
Conclusión La música ha demostrado ser clínicamente eficaz en comparación a otras alternativas como medicamentos, por su naturaleza no invasiva y carencia en efectos secundarios. Aunque los estudios científicos sobre los efectos químicos de la música en el ser humano aún está en una etapa prematura, se han recolectado suficientes análisis que verifican su efectividad dentro de distintos campos clínicos, por tal razón la aplicación de estrategias musicales dentro de programas de medicina es cada vez mayor.
Referencias
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